¿Cómo se construye una ciudad inteligente?

La transformación de una urbe usual en una smart City conlleva una serie de pasos a seguir importantes. Cada fase de construcción está pensada para que la ciudad inteligente sea sostenible, práctica y cómoda para sus habitantes.

Pasos para crear una ciudad inteligente

Las smart cities funcionan con tecnologías IoT (Internet de las cosas), que son dispositivos cotidianos interconectados entre sí y a la red. De esta forma, los objetos recogen una serie de datos que son posteriormente analizados para trabajar con ellos y mejorar la calidad de vida del ciudadano.

1. Considerar beneficios y tener aceptación

Lo primero que hay que hacer para la creación de una ciudad inteligente es estudiar los beneficios que esta puede tener respecto a sus ciudadanos. Es importante la transparencia en el proyecto y que las personas puedan tener voz en los cambios que van a realizarse en su entorno.

Después se deben tener en cuenta las necesidades, examinando las iniciativas ya existentes y observando qué tipo de cambios serían buenos para el plan. Una vez analizado todo, el siguiente paso sería crear un calendario de implementación.

2. Publicidad y estrategia continua

La publicidad transparente y directa es fundamental en estos casos para que los habitantes de una ciudad puedan comprender las ventajas que traerán los nuevos cambios de la ciudad inteligente. La aceptación será mayor si todo el público entiende la gestión del proyecto.

La tecnología cambia a pasos agigantados, por lo que los planes de implementación de la tecnología no pueden ser estáticos, deben adecuarse a las modificaciones que pueda haber y deben ser proyectos que evolucionen con el tiempo.

3. Aplicar la tecnología

El siguiente paso es aplicar la tecnología a la ciudad: redes inhalámbricas, aparcamientos que indiquen disponibilidad, estaciones de bicicletas, medidores de contaminación, etc.

Las energías renovables también son un punto clave dentro de una smart city, como el uso de paneles fotovoltaicos o empresas que se dediquen a la recogida y renovación del agua para potabilizarla.

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Diferencias entre una ciudad inteligente y una ciudad convencional  

La gran diferencia entre una ciudad inteligente y una ciudad convencional es la conectividad y, sobre todo, la participación ciudadana. Los habitantes forman parte del cambio y el entorno se adapta a sus necesidades. A continuación, unos ejemplos:

Farolas: en un municipio convencional las farolas no pueden cambiar la intensidad, al contrario que en una smart city, donde el alumbrado puede modificar el gasto energético y detectar si hay personas en la calle en ese momento.

Servicios sanitarios: aquí entran en juego muchos factores, como los semáforos que detectan ambulancias, la digitalización de los datos de los pacientes o la teleasistencia. En una ciudad convencional todos los procesos sanitarios van con ralentización.

Contaminación: por desgracia, los niveles de contaminación en las grandes ciudades ascienden cada día. En las ciudades inteligentes, existen elementos tecnológicos que pueden medir la calidad del aire para que se plantee un plan de actuación.

El proceso de cambio de una ciudad convencional a una inteligente es el futuro. En España, grandes metrópolis como Barcelona o Valencia están modificando algunos de sus servicios con dispositivos IoT.